Esta semana se ha celebrado uno de los eventos tecnológicos más señalados del año: el lanzamiento de los nuevos
iPhone 16 y
iPhone 16 Pro, a los que han acompañado nuevos
AirPods y nuevos
Apple Watch.
La avalancha de hardware fue notable, y se vio aderezada por singulares avances en esa ambición de Apple por cuidar de nuestra salud. Al
modo audífono de los AirPods se une el
detector de apneas de los relojes de este fabricante. Con lo que
hubo decepción fue con el teórico desembarco de Apple Intelligence: la IA de Apple no llegará
hasta el mes que viene a EEUU, y ya veremos si acaba llegando a la UE. Eso hace que en esencia vayamos a tener un iPhone para Europa
y otro para el resto del mundo mientras esta extraña
partida de ajedrez sigue en juego.
Los iPhone 16/Pro, eso sí, llegan con novedades curiosas, pero este año
el verdadero caramelo es el modelo base, que da un salto cualitativo importante tanto
en CPU como en
cámaras y, sobre todo, en opciones. Y en especial, en la más llamativa y curiosa de todas ellas: el nuevo botón de Control de Cámara. Lo hemos podido
probar en Cupertino, y las primeras impresiones nos dejan con ganas de (mucho) más.
Aun así, las diferencias entre esta generación y la anterior
no son excesivas, y eso hace que uno piense si no sería mucho mejor (al menos, para los usuarios) que Apple
los renovara cada dos años. No caerá esa breva, porque nos guste o no, ese ciclo anual es que el que persigue todo el mercado para que no paremos de gastarnos dinero en estos dispositivos... y para que escribamos de ellos, claro.
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