Los de la EGB sentimos la
prodigiosa Voyager 1 como algo muy nuestro. Es un poco lo que pasa con Willy Fog o los ordenadores de 8 bits: para nosotros nunca desaparecerán del todo. Pero la Voyager 1 está amenazando con hacerlo, porque su
larguísima epopeya está en peligro.
Las cosas se empezaron a torcer hace un par de años, y ya entonces quedó claro que lo normal era que algo se torciese tras tanto tiempo.
Solucionarlo, eso sí, era un problemón. Entre otras cosas, porque las distancias eran siderales y la comunicación con la sonda está muy, pero que muy limitada. Y aún así, las cosas
lograban apañarse.
De un tiempo a esta parte, las cosas se han puesto especialmente difíciles para la sonda, que empezó a
mandar datos sin sentido y no encontrábamos
la razón. A la NASA solo se le ocurrían soluciones bastante
peregrinas y arriesgadas, pero de repente la sonda mandó
un mensaje legible para luego volver a desvariar.
En los últimos días, eso sí, parece que comenzamos a ver la luz. La NASA
ha logrado identificar qué falla tras cinco largos meses de investigación, y ahora tiene un plan para solucionarlo. Uno que tendrá que funcionar en
un ordenador con 8 KB de memoria, un lenguaje de programación de 1957 y un lag sin igual.
Ahora solo queda confiar en la NASA y, ya de paso, cruzar un poco los dedos. Buena suerte, Voyager 1.
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