Esta semana Google ha presentado su nueva familia de dispositivos Pixel 9, en la que hay muchas novedades. A los buques insignia, los
Google Pixel 9 Pro/XL se le unen los
Pixel 9 y, atención, los
Pixel 9 Pro Fold con esa apuesta renovada por los plegables. Y la cosa no solo incluyó móviles: también aprovecharon para presentar los auriculares
Pixel Buds Pro 2 y los relojes inteligentes
Pixel Watch 3.
La avalancha de productos fue por tanto notable, y ahora queda por ver si las expectativas generadas se cumplen. De momento ya hay dudas con uno de los componentes clave de esos teléfonos inteligentes. Su procesador,
el Tensor G4, sigue sin poder competir de tú a tú con chips de otros fabricantes, y eso puede crear cierta inquietud.
Pero más allá del hardware, lo que está claro es que la apuesta fundamental de estos dispositivos está más en otra parte. En concreto, en las funciones de inteligencia artificial, que poco a poco van conquistando más y más apartados de su funcionamiento. El ejemplo más claro es la fotografía móvil, que aprovecha la IA generativa para redefinir el concepto de lo que es una foto y que incorpora novedades como la
llamativa e inquietante función "Inclúyeme".
Pero es que las cosas van aún más allá con Gemini, que adopta aquí varios nombres —qué manía de complicarlo todo, señores de Google— y que entre otras cosas nos prepara para algo que los gigantes tech y los de IA están impulsando:
que hablemos sin parar con nuestro móvil. Eso es lo que haremos con Gemini Live, que poco a poco parece querer convertirse en centro de la experiencia de uso para sustituir (y superar con mucho) a lo que podíamos hacer con Google Assistant. Esto ya no va de preguntarle el tiempo al móvil. Esto va de que
nos acompañe y nos anime.
Hay desde luego más novedades en este terreno,
como Pixel Screenshots, una singular herramienta que permite sacar capturas para que luego Gemini las escanee y etiquete de forma que podamos más tarde rebuscar en datos incluidos en todas ellas. Es algo parecido a lo que
Microsoft Recall plantea —y que sigue sin llegar—, pero con un punto más de control y coherencia.
Y esto, cuidado, es solo el principio. Todo apunta a que salvo debacle no pararemos de ver más y más funciones de este tipo porque si algo está claro es que la IA, generativa o no, está infiltrándose en nuestras vidas.
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