La IA, que iba a revolucionarlo todo, de momento no ha revolucionado nada. Ese ha sido al menos el mensaje que los mercados han enviado al mundo, y lo han hecho de forma contundente. En los últimos días las grandes tecnológicas llegaron a
perder cerca de 1.000 millones de dólares, y aunque algunas han recuperado algo de terreno, la incertidumbre está ahí.
La debacle de NVIDIA, la más afectada, es un jarro de agua fría para esta industria. Los resultados trimestrales tanto de ella como del resto no fueron del agrado de los inversores, que se han dado cuenta de que igual tardan un poco en recoger beneficios en este segmento.
El tropezón ha provocado que se reactive un viejo debate: ¿es esto una corrección del mercado,
o estamos ante una nueva burbuja? Y lo que es más, ¿está explotando esta burbuja? Tras meses de expectativas astronómicas y de inversiones colosales, el retorno no parece llegar.
Algunos analistas creen que la expectación por la IA generativa acabará relajándose. Gary Marcus
explicaba en un artículo bien argumentado cómo la IA no funciona tan bien como se nos quiere vender, y puede que nunca lo haga. Monetizar este tipo de plataformas sigue siendo de momento un reto, y como decimos, hoy por hoy, revoluciones, pocas.
La incertidumbre está ahí, pero no parece que demomento estemos ante una situación como la que se vivió en 2000 con la burbuja de las puntocom —
¿recordáis a Terra?—. Si algo así ocurriese, por cierto, quizás debamos quedarnos justo con lo que ocurrió después. Internet acabó revolucionando nuestro mundo a pesar de aquello.
Puede que la IA logre lo mismo.
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